Caigo de una balsa cargada de sueños,
Naufrago en un mar de desolación,
Busco entre las olas la tierra,
Que me resguarden de mi perdición.
Miro y miro, y no veo nada,
Nado y nado, hacia ninguna parte,
Espero, hasta las mil horas,
Que llegue a mí mi ángel.
Poco a poco, me voy hundiendo,
Aunque con fe, espero.
No llegó nadie.
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