martes, 31 de mayo de 2016

CAÍDOS

La loma llora a sus vástagos,
Caídos por racimos y balas,
Y pide amparo al lago,
Que transporta sus cuerpos y almas.

Las armas se quedan en tierra,
Enterradas entre pastos y ramas,
La flama se encarga de ellas,
Calcinándolas por la solana.

Los hijos de la loma,
Flotan inertes en las aguas,
Nadie ya llora,
Ya no tienen lágrimas.

Después de luchar por su tierra,
Después de pelear por su pan,
Los caídos por la guerra,
Amargamente, descansan en paz.

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